Contigo en aquel tiempo yo andaba siempre a tienta, a punto de caerme, pero indemne y eterna, tomada de tu mano. ya casi te veía, lo mismo que al destello de un farol en la niebla, una señal de auxilio en la tormenta.
si, tú, mi sombra blanca, transparencia guardiana, mi esfinge azul hecha con el insomnio y el íntimo temblor de cada instante, igual que una respuesta que se adelanta siempre a la pregunta.
sin duda que en algún sitio estarán marcados tus pies delante de mis pasos porque te interponías de pronto entre nuestras noches y nuestros abismos.
sospecho que convertías en refugios dorados nuestras peores pesadillas, que apartabas las setas venenosas y las piedras sangrientas y venciste acechanzas y castigos.
tal vez hasta nos contagiaras la sonrisa y lloraras después un largísimo tiempo con nuestras lágrimas,vestida con nuestro duelo.
después, mucho después, en esos meses en que creímos perderte en algún laberinto o en una encrucijada, fue cuando nos dejaste a solas, tan mortal en el destierro.
quizás te convocaron desde lo alto para un duro relevo, y acudiste como un vigía alerta sin mirar hacia atrás.
ahora, ya replegada toda lejanía con un golpe ritual,
frente al fuego donde arde de una vez el lujoso inventario de todo lo imposible, contemplamos los demás el muro que no cesa, no aquel contra el que lloraríamos como estatuas de sal a la inocencia,
su mirada de huérfana perdida,
sino el otro, el incierto, el del principio y final,
donde comienza tu oculto territorio impredicible, donde tal vez se acabe tu pacto con el silencio y nuestra ceguera.
te fuiste, no avisaste, no te despediste, pero no hizo falta porque aunque lejos estés en nuestros corazones arderás puesto que en nosotros viva siempre estarás.
1 comentario:
Que mala es la nostalgia...
Siempre estará ahí...lo sé
Es lo que tienen las abuelas...
de nuevo...la piel de gallina
mil besos princesa! ^^
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